Los sensores de movimiento, también conocidos como sensores PIR, se utilizan para detectar la presencia de personas en el entorno en el que están instalados o para crear "barreras invisibles" al activar la alarma. Estos sensores se instalarán en zonas de paso, como pasillos o escaleras, pero también se pueden instalar en recibidores, dormitorios u otras estancias del interior de la vivienda.